En el año 1972, Brunoir Cardegniofjnsön fue aplastado por unas
formaciones volcánicas, desprendidas de uno de los cañones de la fisura
volcánica Laki, mientras realizaba unas investigaciones sobre el uso
terapéutico de la lava caliente para el tratamiento de los sabañones,
encargado por el departamento de fisiología de la universidad de
Miskatonic. Uno de los operarios que participaba en la operación de
rescate de los restos reparó en la extraña configuración
de la formación volcánica que había aplastado al pobre desdichado. Este hombre era Eiður Guðjohnsen, quien con el tiempo sería un gran colaborador del criptozoo.Eiður se obsesionó con aquella figura que creía percibir en la roca, hasta que por fin logro realizar una tomografía, y logro ver restos biológicos que se correspondían perfectamente con las formas que los cubrían. El nombre con el que Eiður decidió bautizar a la criatura fue el de Troll... ¿Habría un nombre mejor?¿Tal vez otro hallazgo como ese en el pasado fue el que creó el mito de los trolls convertidos en piedra? Estas y posteriores consideraciones, así como las peripecias que le llevaron a conseguir crear la gigantesca máquina tomográfica que utilizó, fueron las que le condujeron hasta el criptozoo, donde hizo descubrimientos tan importantes como el de las zonas de transferencia... Pero esa, como podrán imaginar es otra historia.